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5 elementos importantes del entorno para un buen sueño

El sueño es un proceso fisiológico vital para la salud integral de los seres humanos, es esencial para diferentes procesos tanto cognitivos como para la creación de recuerdos, procesos de aprendizaje etc. 

El sueño es un proceso fisiológico vital para la salud integral de los seres humanos, es esencial para diferentes procesos tanto cognitivos como para la creación de recuerdos, procesos de aprendizaje etc.

Cuando el ser humano entra en este proceso fisiológico ocurren 6 hechos:

  1. disminución de la conciencia y reactividad a los estímulos externos
  2. es reversible (lo que lo diferencia de estados patológicos como el estupor)
  3. está relacionado a la relajación e inmovilidad muscular 
  4. suele presentarse con una periodicidad circadiana (diaria)
  5. se adquiere una postura estereotipada
  6. la privación de este, induce distintas alteraciones conductuales y fisiológicas; y además genera una “deuda” acumulativa de sueño que no se recupera. 

Aparte de los eventos que suceden durante el sueño, a este se le atribuyen funciones como el restablecimiento de la energía, también se produce la eliminación de los radicales libre (efecto químico que puede dañar las células) acumulados en el día, se regula y restaura la actividad eléctrica cortical, se produce la regulación térmica, metabólica y endocrina. Durante el sueño surge un fenómeno llamado homeostasis sináptica, según su teoría, el sueño sirva para que las neuronas hagan una especie de “mantenimiento” en el cual, se debilitan las conexiones con el propósito de ahorrar energía y mantener la capacidad de las neuronas para responder a los estímulos en el día.

Durante el sueño ciertas etapas son necesarias para que podamos sentirnos descansados y con energía al día siguiente, y otras ayudan a aprender o crear recuerdos. 

Sueño y el sistema inmune 

Según el artículo en la Revista Alergias México “El sueño puede modificar la función del sistema inmune induciendo cambios en el eje hipotálamo-pituitaria-adrenal y el sistema nervioso simpático. A su vez, el ritmo circadiano de hormonas como el cortisol y la adrenalina, que descienden en la noche, favorece diferentes actividades del sistema inmune».

Así en el mismo artículo se menciona que, el rol del sueño en relación al sistema inmune aún no se tiene claro. Algunos estudios como Tubinga y Lüben han arrojan que solo tres noches sin dormir son suficientes para afectar a los llamados linfocitos T o células T que produce la médula ósea y cuyas funciones son parte importante del sistema inmunitario para luchar contra los agentes infecciosos. 

5 recomendaciones para mantener la calidad del sueño

Con todo lo anterior, queda claro la importancia de mantener la calidad del sueño, estas 5 recomendaciones pueden ayudarte a alcanzar ese objetivo.

  1. La innecesaria exposición a la luz, antes y durante el sueño nocturno, puede causar problemas de salud, entre los que se encuentran las alteraciones del sueño.
  2. La temperatura ambiental es también importante para un sueño de calidad, temperaturas que no permiten la redistribución de calor en el cuerpo, altera el mecanismo.
  3. Un buen colchón con estándar ergonómico ayuda a la calidad del sueño.
  4. El desorden puede producir estrés, es ideal un entorno limpio y ordenado.
  5. El ruido ambiental puede ser un factor para alterar el sueño; la OMS menciona que una noche expuesto al ruido del tráfico, mayor de 65 dB, provoca peor calidad de la percepción del sueño, cansancio, mal humor y descenso en el tiempo de reacción.

Tiempo ideal para descansar

También ha esto, cabe agregar el tiempo ideal para descansar, esto puede cambiar según las necesidades vitales:

La National Sleep Foundation en uno de sus artículos (national sleep foundation’s updated sleep duration recommendations final report), ofrece recomendaciones para los periodos de duración del sueño, los cuales serían los periodos óptimos a tener.

  • Recién nacidos (0-3 meses): Se recomienda una duración diaria de sueño de 14-17 horas. Excepto para el recién nacido de pocos días de vida, se desaconseja que los bebés duerman más de 18 horas, ya que esto podría alterar su desarrollo cognitivo o emocional al verse limitada su interacción con su entorno más cercano.
  • Lactantes (4-11 meses): Se recomienda una duración diaria de sueño de 12-15 horas.
  • Niños pequeños (1-2 años): Se recomienda una duración diaria de sueño de 11-14 horas.
  • Preescolares (3-5 años): Se recomienda una duración de sueño diaria de 10-13 horas.
  • Escolares (6-13 años): Se recomienda una duración de sueño diaria de 9-11 horas.
  • Adolescentes (14-17 años): Se recomienda una duración de sueño diaria de 8-10 horas.
  • Adultos jóvenes (18-25 años) y adultos de edad media (26-64 años): Se recomienda una duración de sueño diaria de 7-9 horas.
  • Ancianos (≥ 65 años): Se recomienda una duración de sueño diaria de 7-8 horas. Las necesidades del sueño en el anciano difieren poco de las del adulto. Los ancianos que duermen las horas necesarias tienen mejor funcionamiento cognitivo, menos enfermedades físicas y mentales y mejor calidad de vida en general.

Conclusión   

El sueño es un mecanismo vital del organismo, esencial para la regulación de diferentes funciones del mismo, una buena calidad de sueño, puede repercutir beneficiosamente en la salud general, caso contrario cuando se pueden experimentar problemas como la fatiga mental, cansancio físico, problemas de funcionamiento y pobre rendimiento de ciertas funciones fisiológicas, es por ello que se insta a mantener una buena higiene del sueño.                                                                  


Referencias