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¿Qué es el estrés?

El estrés es una respuesta natural del cuerpo a cualquier demanda o desafío, ya sea físico, mental o emocional. Es una reacción que prepara al cuerpo para enfrentarse a situaciones amenazantes o demandantes. Este mecanismo de supervivencia es conocido como la respuesta de «lucha o huida».

La palabra estrés se deriva del griego stringere, que significa provocar tensión. Hans Selye, un investigador de origen húngaro utilizó la palabra con el fin de sintetizar el concepto de “síndrome general de adaptación”

Los seres vivos pasamos buena parte de nuestra existencia adaptándonos. Lo cual implica cambios orgánicos, manifestados a través de sustancias químicas (neurohormonas, neurotransmisores, citoquinas, etc. ), cuando esta es prolongada, la constante producción comienzan a ser nocivas para el propio organismo.

¿Qué es el estrés?
¿Qué es el estrés?

Estrés y ambiente

Tener estrés es estar sometido a una gran presión, sentirse frustrado, encontrarse en situaciones en las que no es fácil el control de las mismas. Tener problemas conyugales, etc. El origen del término estrés se encuentra en el vocablo distres, que significa en inglés antiguo “pena o aflicción”. El vocablo ya era usado en física por Selye como se menciono. Este aludiendo a la fuerza que actúa sobre un objeto, produciendo la destrucción del mismo al superar una determinada magnitud. Para este autor, el estrés es una respuesta inespecífica del organismo ante una diversidad de exigencias. Se trata de un proceso adaptativo y de emergencia, siendo imprescindible para la supervivencia de la persona. Éste no se considera una emoción en sí mismo, sino que es el agente generador de las emociones. En todo caso, el estrés es una relación entre la persona y el ambiente. En la que el sujeto percibe en que medida las demandas ambientales constituyen un peligro para su bienestar, si exceden o igualan sus recursos para enfrentarse a ellas (Lazarus y Folkman, 1984).

Estrés y el ambiente
Estrés y el ambiente

Tipos de Estrés

  1. Estrés Agudo: Es el tipo más común y de corta duración. Surge en respuesta a situaciones inmediatas y desaparece rápidamente una vez que se resuelve el problema.
  2. Estrés Agudo Episódico: Se presenta cuando una persona experimenta estrés agudo con frecuencia. Es común en personas que tienden a preocuparse mucho o que tienen muchas responsabilidades y plazos.
  3. Estrés Crónico: Es un tipo de estrés a largo plazo. Ocurre cuando una persona se enfrenta a situaciones estresantes de manera continua, como problemas en el trabajo, relaciones conflictivas o dificultades financieras.

Entendiendo lo anterior comprendemos que la problemática recae en la «adaptación», así, nadie está enfermo “de estrés”, se está enfermo “por estrés” y solo cuando es prolongado, y no se poseen los medios para gestionarlo.

Tipos de Estrés
Tipos de Estrés

Efectos del estrés en las personas

El estrés puede provocar distintos problemas de salud, entre ellos están el asma, el infarto de miocardio y las alteraciones gastrointestinales e inmunológicas (McEwen, 1995). Así, la descripción de la conexión entre el estrés y la enfermedad se basa en el concepto de alostasis.

Esta hace refiere a la posibilidad de que se produzcan cambios fisiológicos relevantes con el fin de mantener la homeostasis frente a la demanda de aumento de la actividad (Sterling y Eyer, 1988). Este sistema alostático se pone en marcha por la acumulación de distintos acontecimientos aversivos que dan lugar al desgaste de los tejidos y órganos, provocando, a largo plazo, la enfermedad (McEwen, 1995). Por último, las experiencias estresantes proceden de tres fuentes básicas: el cuerpo, el entorno y los pensamientos.

La primera fuente de estrés es de carácter fisiológico. Existiendo innumerables circunstancias en la vida que afectan al organismo como por ejemplo, las restricciones en la dieta, los malos hábitos y los cambios de horario en nuestro tiempo diario de sueño. Las amenazas procedentes del ambiente producen en el cuerpo cambios.

Concretamente, las que se refieren a la adaptación, ya que con ellas se nos obligado a mantener horarios rígidos en la vida diaria. También implica aguantar las exigencias de las relaciones sociales, a soportar el ruido, la contaminación y las aglomeraciones, influyendo negativamente en la seguridad y autoestima. A continuación, vamos a realizar un recorrido histórico, reflejando la evolución y las modificaciones que ha sufrido el concepto de estrés hasta nuestros días.

Efectos del estrés en las personas
Efectos del estrés en las personas.

Efectos en el cerebro

Los elevados niveles de glucocorticoides en el torrente sanguíneo pueden tener efectos adversos significativos en la neuroplasticidad. Su presencia crónica puede ser tóxica para las neuronas y sus ramificaciones dendríticas, provocando cambios en la fisiología del sistema nervioso. Los cambios estructurales y funcionales inducidos por el estrés crónico en el encéfalo pueden llevar a trastornos en el estado de ánimo, así como en las respuestas comportamentales y fisiológicas.

Los efectos adversos incluyen:

  1. Inhibición de la captación de glucosa: Las neuronas no pueden captar la glucosa necesaria, lo que altera y detiene su crecimiento (Hroudová y Zednek, 2010).
  2. Neurotoxicidad glutamatérgica: El estrés desencadena una cascada bioquímica en la sinapsis neuronal, especialmente en el hipocampo y la corteza prefrontal, causando sobreactividad, degradación citoesquelética, malformación de proteínas y generación de radicales de oxígeno, lo que puede inducir atrofia y muerte neuronal (Hroudová y Zednek, 2010).
  3. Disminución de la expresión del BDNF: En el hipocampo y la corteza prefrontal, y aumento en la zona basolateral de la amígdala (Deppermann et al., 2001).

El hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal son estructuras susceptibles a remodelaciones inducidas por el estrés crónico y las altas concentraciones de glucocorticoides, y estos efectos pueden ser reversibles dependiendo de la duración de los estresores (Hroudová y Zednek, 2010). Los glucocorticoides no solo afectan el funcionamiento cognitivo, sino también la regulación emocional, comportamental y las funciones neuroendocrinas del organismo (Radahmadi, Hosseini, Nasim, 2014).

Efectos del estrés en el cerebro.
Efectos del estrés en el cerebro.

¿Hay personas que experimenta el estrés con mayor facilidad?

Los estudios han demostrado que algunas personas son más propensas a experimentar estrés que otras. Éstas son conocidas como personalidades “tipo A”. Estas personas tienden a ser más competitivas e impacientes y tener horarios más apretados que las personas “tipo B”, que llevan un estilo de vida más relajado.

Para mitigarlo, debes aprender a reconocer lo que esta dentro y fuera de tu control, además de técnicas que induzcan la relajación.

Manejo del estrés

Para prevenir y mitigar la respuesta del estrés, podemos aplicar diferentes acciones. Cada una esta dirigida a que en la medida de lo posible crear herramientas conductuales para dicho propósito. Las siguientes estrategias te puede resultar muy útiles, pero debes ser constante en su aplicación.

  1. Manejo adecuado de la emocionalidad. Reconocer las emociones que se sienten, analizar y evaluar sus motivos para moderar las reacciones emocionales utilizando la inteligencia.
  2. Recordar que las reacciones impulsivas generalmente son
    irracionales y no llevan a nada útil.
    El enojo, la ira, el rencor, el resentimiento solo hacen daño a quien lo siente, no tienen ningún efecto sobre quien o qué lo provoca. Todos estos estados desencadenan el mecanismo del estrés y en pocas horas pueden provocar enfermedades cardiovasculares graves por procesos inmuno-inflamatorios agudos.
  3. Tratar de llegar a ser quien realmente se quiere ser, no quien los demás (aunque sean muy significativos) quieren que uno sea. Pero esforzándose por lograrlo, sin utilizar el argumento de que la culpa es de otros, como pretexto ante uno mismo para no ser en definitiva, nada.
  4. Aspirar a lograr el máximo rendimiento de las cualidades personales, tanto en lo intelectual, emocional, profesional, laboral, etc., para progresar intentando ser cada vez mejor. Buscar satisfacción y gratificación en y con uno mismo por los logros, sin buscar el reconocimiento externo.
  5. Vivir de acuerdo con esas convicciones. Interactuar y rodearse de personas con quienes se compartan estos principios. Ser coherente y con suficiente flexibilidad y apertura mental, para receptar las críticas y poder efectuar la necesaria autocrítica, aceptando que se puede cambiar y explorar nuevas posibilidades.
  6. Procurar siempre disfrutar mucho de lo que se tiene cuando se obtuvo como producto del esfuerzo, sin haber cedido irrazonablemente a la “cultura del tener”, más para aparentar que para cubrir una necesidad.
  7. Si se tiene capacidad para liderar y conducir, no caer en la “sensualidad del poder”.
  8. Nunca creerse indispensable.
  9. Ordenar la “agenda de la vida” otorgando prioridades a lo afectivo y evitar vivir de urgencia en urgencia.
  10. Vivir ordenada y moderadamente. Apasionarse solo por aquellas cosas que valen la pena en los planos afectivos y en la gratificación espiritual.
  11. El día se divide en tres tercios. Uno para trabajar, uno para dormir y uno para disfrutar de las cosas lindas de la vida.
Manejo del estrés.
Manejo del estrés.

¿Y qué medidas se pueden activar para combatirlo una vez está instalado?

  1. Todas las anteriores, aunque haya que cambiar creencias culturales y estilos de vida.
  2. Si se ha llegado a padecer alguna de las enfermedades relacionadas con el estrés, el problema es mayor porque el cambio debe extenderse a todo el grupo familiar con el que se convive.
  3. Las personas no se enferman solo por sí mismas sino que también están influenciadas por un entorno de enfermedad.

Recuerda que el cambio de “calidad de vida” en lo material debe ser decidido y aceptado, además deveras aprender a priorizar otros valores afectivos y emocionales para entender que “calidad de vida” es disfrutar a pleno de lo que es posible tener.

Más información:😓 Estrés y como afrontarlo (psico-guiaclinica.com)

Referencia

  • Cólica, P. R. (2012). Estrés: Lo que usted querría preguntar y debe conocer. Editorial Brujas.
  • Sierra, J. C., Ortega, V., & Zubeidat, I. (2003). Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar. Revista Mal-estar e Subjetividade, 3(1), 10-59. Universidad de Fortaleza, Fortaleza, Brasil.
  • Spangenberg Morelli, A. (2015). Neurobiología del estrés. Universidad de la República del Uruguay.