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El cerebro y el sexo

Gran parte de las investigaciones científicas sobre esa cuestión se centran en dos componentes fundamentales de la sexualidad humana: la excitación sexual y el deseo sexual (o libido). La primera implica que estemos física y mentalmente preparados para practicar sexo; la segunda significa que queremos practicarlo. Y ambas tienen efectos considerables en nuestros cerebros.

El cerebro y el sexo
El cerebro y el sexo

Existen muchas áreas del cerebro que entran en acción al momento de la excitación, no solamente lo visible; desde que la información atraviesa el portal de los sentidos; inicia una cadena muy compleja de sistemas que hacen trabajar al cerebro para prepararse a la jornada se avecina.  

Aunque no necesitamos sexo para sobrevivir individualmente, la naturaleza ha dedicado una parte de la evolución a esta tarea, que inicialmente su propósito fundamental es la procreación y mantención de la especie, ahora dedicamos una parte fundamental de tiempo en usarlo como herramienta social y faceta cultural, y como todo en el ser humano es más complejo de lo que aparenta.

En el Reino Unido, la edad legal mínima de consentimiento sexual es de dieciséis años, pero hay que haber cumplido los dieciocho para poder ver material «explícito» como la pornografía; así que, en teoría, se puede practicar sexo antes de que se pueda ver. Y a pesar de la gran variedad de opciones de que disponen los seres humanos en sus interacciones sexuales; quienes tienen preferencias que no se amoldan a la «norma» (es decir, a la relación entre un hombre y una mujer) suelen ser objeto de estigma y persecución. Así que el sexo puede hacernos felices; el sexo es parte de la cultura, es parte de las relaciones personales, puede usarse como propósitos para los cuales no tienen nada que ver con él,  así pero son muchas las formas en que puede hacernos infelices también.

Estas son algunas de las áreas del cerebro que se activan durante el sexo.

  • El motivo exacto por el que las orejas, los pezones, los muslos o el cuello son zonas erógenas, y otras no, sigue sin estar muy claro. Hay quienes sostienen que se produce cierto desborde en las regiones del córtex dedicadas a procesar el placer que hace que; tocando una parte del cuerpo, se active parcialmente el área cerebral (cercana a aquella otra) que se ocupa de la estimulación genital.
  • Si la causa de la excitación es algo que estamos viendo, se produce una actividad.
  • Correspondiente en el cuerpo extra-estriado, una parte del córtex visual que se especializa en el reconocimiento de la forma y el movimiento del cuerpo humano.
  • Se activa el córtex prefrontal ventro-medial, que, a su vez, activa a través de muchas y diversas conexiones importantes las otras regiones cerebrales implicadas en la excitación en general.
  • En cuanto se inicia el proceso de excitación, la amígdala se dispara. Como parte vital del procesamiento emocional y del aprendizaje; que es, amén de una especie de «nudo» que liga numerosas regiones importantes del cerebro entre sí.
  • El eje hipotalámico hipofisario- adrenal, que estimula y modula el deseo sexual por medio de la liberación de hormonas sexuales, como son la testosterona de los testículos, y el estrógeno de los ovarios.
  • Así pues, en cuanto el cerebro se excita, envía nuestras señales al cuerpo a través de las hormonas sexuales y el sistema nervioso periférico. Esto origina los síntomas visibles de la excitación: dilatación de las pupilas, rubor de las mejillas, aceleración del ritmo cardíaco y, claro está; la afluencia de sangre a los genitales que hace que se dilaten y se enderecen (dependiendo de qué genitales tengan ustedes). Básicamente, nos prepara para, y nos dispone a, practicar sexo.