Al hablar de una vida más saludable, no solamente se hace hincapié a la salud física, también a la salud psíquica; ya que el mantener un equilibrio entre salud física y salud mental permite que las personas puedan sentirse mejor

Que hay que hacer

Belloc y Breslow (1972), mencionan que existen 7 hábitos que las personas pueden desarrollar para una vida mucho más sana; en el estudio de Belloc (1973), participaron 7000 adultos que fueron entrevistados sobre sus hábitos de salud, ha los cuales se les hizo un seguimiento por un periodo de 5 a 9 años y medio, al pasar dicho periodo, los que practicaban los 7 hábitos saludables mostraron sólo el 28% de mortalidad,  a diferencia de los que solo seguían tres o menos.

Estos hábitos incluyen:

• Dormir 7 u 8 horas diarias 
• Desayunar diariamente
• No tomar alimentos nunca o casi nunca entre comidas 
• Mantener el peso adecuado a la talla o próximo a ella
• No fumar 
• No tomar alcohol o tomarlo moderadamente
• Practicar una actividad física regular

Conocer los 7 puntos básicos para alcanzar un equilibrio entre salud física y salud mental incluye entender la diferencia entre la promoción y prevención.

La promoción se refiere al papel de cada uno de nosotros, de grupos y organizaciones que realizan el trabajo de agentes en el desarrollo de prácticas y políticas de salud para el bienestar del individuo y del colectivo (Stokols, 1992).    

Mientras que la prevención se limita al ámbito de la salud pública, tanto el papel de los profesionales sanitarios como el de las administraciones públicas de salud (Stokols, 1992). 

Así la promoción como la prevención tratan de que los hábitos básicos para una vida más saludable estén presentes en sus modelos.

Estos 7 puntos básicos para alcanzar un equilibrio entre salud física y salud mental, son el preámbulo para iniciar con una rutina de hábitos más saludables.

También es necesario incluir factores emocionales como comportamentales; creando de este modo una combinación entre los 7 puntos básicos de Belloc y Breslow y otros aspectos de la salud mental.

Seguir una rutina de hábitos que beneficien a la salud tanto física como mental; que sirva ha su vez para prevenir enfermedades físicas como mentales puede incluir los siguientes apartados.

Dormir bien

El dormir es esencial para que nuestro organismo funcione correctamente; si no se duerme adecuadamente el organismo se perturba, las señales relacionadas al apetito se altera, al cerebro le cuesta más concentrarse, y exige muchas más calorías para poder funcionar de manera óptima.  

Entre las señales de un mal descanso se puede apreciar:

• Es muy difícil levantarse
• Concentrarse es difícil
• Es probable quedarse dormido en diferentes momentos del día
• Sentirse cansado y decaído
• Estar irritable o la persona se enfada con facilidad.

Comer bien

Una alimentación sana y equilibrada es de los primeros pasos para iniciar en el camino hacia una vida mucho más saludable a nivel tanto fisico como psiquico; este hábito es una acción de autocuido.

En contraparte, una mala alimentación puede acarrear efectos dañinos y perjudiciales; dentro del rango de una mala alimentación no solo se incluye lo que se come, sino cómo se hace, cuando se hace; si está bien equilibrada incluyendo productos naturales, en menor medida el consumo de origen animal y limitar  lo posible las grasas trans, grasas saturadas y aquellos con exceso de azúcar y sal.

Para que una dieta sea equilibrada y no falte ni sobre ningún nutriente debes intentar: 

1. Aportar la proporción correcta de hidratos de carbono, grasas y proteínas.
2. Que contenga las suficientes vitaminas y minerales que sirvan de catalizadores para la obtención de energía.
3. Distribuir adecuadamente el aporte alimenticio a lo largo del día.
4. No olvidar mantener una buena hidratación.

 Actividad física

El siguiente paso para acompañar una sana alimentación es crear una rutina de actividades físicas; pero en ocasiones uno de los obstáculos para llevar una vida más equilibrada que incluya una ejercicio físico es la falta de tiempo; ya sea por trabajo, por estudios, por la familia etc.; se asocia el hacer esta tarea con el pasar tiempo en el gimnasio muchas horas al día todos los días, cuando no es necesariamente así. 

Una actividad física que te haga sentir bien y te de una mejor condición física puede incluir una caminata, nadar, realizar algún deporte que te guste, la idea es evitar el sedentarismo.

Al realizar una actividad física se obtendrá: el aumento del bombeo sanguíneo al corazón,  incremento de la capacidad pulmonar,  disminución de la presión arterial, la reducción del riesgo problemas cardiacos, cuando se hace con regularidad se puede conseguir: la mejora del sueño, la reducción del nivel de grasa, la mejora del tono muscular, etc, y que hablar de sus beneficios psicológicos, se puede obtener: una mejor autoestima, mayor  autoconfianza, compensación del exceso de tensión y estrés, disminución de estados depresivos y de ansiedad, etc.

Alcohol y tabaquismo 

Su abuso trae problemas al organismo aunque no sea en el momento, y no sea evidente, por lo tanto es mejor prescindir de ellas. Con respecto al tabaquismo, se estima que el consumo de tabaco es la causa de más de 400.000 muertes por año sólo en Estados Unidos y es la mayor causa evitable de muerte prematura en ese país.

En cuanto al consumo de alcohol, gradualmente interfiere en las funciones del cerebro, provoca problemas con respecto a las emociones, los procesos de pensamiento y el juicio. Factores como el aumento de la grasa corporal y el hecho de beber con el estómago vacío aceleran la tasa de intoxicación por alcohol. 

Muchas enfermedades aparecen en consecuencia por la ingesta de alcohol desmesurada y continua; se puede mencionar: pancreatitis crónica y aguda, las varices esofágicas sangrantes, el cáncer de laringe, esófago, estómago y páncreas, la miocardiopatía, la cirrosis del hígado, la hepatitis, la impotencia, el desgarro de Mallory-Weiss, irregularidad menstrual, trastornos del sueño y el síndrome de Korsakoff. 

Habilidades sociales

El ser humano por naturaleza es un ser social, no se puede evitar,  ni mucho menos prescindir de las relaciones sociales; la calidad de estas repercute en nuestra salud mental y por ende en nuestra calidad de vida.

Es necesario contar con habilidades que nos permitan relacionarnos de manera más fluida en un entorno social, llámese, lugar de trabajo, familia, pares, etc.; las habilidades sociales pueden ser aprendidas, y entre ellas está al principio la asertividad; nos permite interactuar con otros, respetando sus derechos, sin descuidar los propios.

Si existen habilidades sociales asertivas, se evita los problemas derivados de una deficiente interacción, malestares que se originan de las experiencias negativas como resultado de estas, ansiedad, tristeza, ira, frustración y vergüenza. También, podemos llegar a sentirnos rechazados, infravalorados o desatendidos por los demás.

Cuando no existen habilidades sociales que nos ayuden a coexistir con otros, es posible que aparezcan problemas como el estrés, problemas de salud mental como la depresión, ansiedad crónica, enfermedades psicosomáticas, etc.

Equilibrio y orden de prioridades

El prestar atención a nuestras prioridades para alcanzar un buen estado emocional, es lo ideal; se debe de encontrar un balance entre todas nuestras necesidades y deberes, de esa forma, se aligera la carga, y se crea un espacio para el esparcimiento personal; solo se debe de realizar aquello que está en nuestro rango de capacidades, sin caer en la sobre exigencia innecesaria; así se mantienen a raya el estrés, la ansiedad, y a la vez se cuida la salud mental.

Cambio de comportamiento

De acuerdo a Kasl y Cobb (1966), las conductas de salud son aquellas que las personas manifiestan, mientras se encuentran sanas, con el propósito de prevenir la enfermedad, así las conductas  de salud incluye, los esfuerzos de las personas por reducir sus patógenos conductuales y practicar conductas que sirvan a manera de inmunógenos conductuales (Matarazzo, 1984). 

Lastimosamente las conductas relacionadas a la salud, no se interrelacionan unas con otras, e influyen pocas veces en la aparición de nuevas, por ejemplo, una persona que usa el cinturón de seguridad, no necesariamente, puede tener una actividad física, o una persona que no fuma, puede tener hábitos de sueño muy deficientes. 

No es hasta el momento, en que síntomas de alerta hacen reaccionar a las personas, para poseer un abanico mucho más amplio de conductas, que fomenten la salud física y emocional; el contexto social también hace su parte influyendo en hábitos tanto negativos (normalización del exceso de alcohol), como positivos (realizar un deporte con un grupo de pares).

Conclusión

El mantener una rutina de actividades saludables, suele ser una tarea complicada, ya que las exigencias del diario vivir a veces demandan más tiempo y esfuerzo del que se tiene; en consecuencia esto produce un desgaste tanto físico como cognitivo, que suele compensarse con hábitos poco saludables, el sedentarismo, una mala alimentación, desvelos innecesarios o incluso el consumo de sustancias, suelen ser los comportamientos cotidianos; sea cual sea el caso, esto trae consecuencias ya sea a corto o largo plazo. 

Siempre es ideal iniciar una rutina de hábitos que traigan bienestar y salud en todos los niveles, un par de minutos de ejercicio, limitar algunos alimentos y dormir el tiempo necesario cuando se pueda, son pequeños pasos, que luego se pueden convertir en una rutina, que conducirá a un estilo de vida más saludable. 

Referencias   

• Guía básica de promoción de hábitos saludables, seguridad, hábitos saludables y bienestar. (2018). Recuperado de https://prl.ceoe.es/wp-content/uploads/2018/12/HSV-para-web.pdf
• Hábitos de vida saludables. (2010). Recuperado de https://www.consumoresponde.es/sites/default/files/Gu%C3%ADa%20H%C3%A1bitos%20Vida%20Saludable.pdf
• Vazquez, I.,Rodirguez, C., Álvarez, M. (2017). Manual de psicología de la salud (3.ª ed.). Pirámide S..A.