Aunque sus límites no están definidos con precisión, la corteza frontal humana es la más voluminosa de los cuatro lóbulos que integran el cerebro; dado que ocupa la mitad anterior del cráneo hasta la región silviana (por debajo) y la cisura de Rolando (por detrás).
El lóbulo frontal está muy desarrollado en el ser humano. Realiza tareas complejas; tales como la planificación, la conducta, el razonamiento y el juicio. El córtex frontal es la región donde las funciones cognitivas están menos lateralizadas.
Los lóbulos frontales yacen del lado anterior a la cisura central y comprenden dos divisiones principales: la corteza motora y la CPF.
La corteza prefrontal (CPF) es la estructura cerebral más compleja y más desarrollada en los humanos. Este complejo desarrollo y su organización funcional, es una característica particular de la especie (Stuss & Levine, 2002).
El segmento más caudal está conformado por la corteza motora, la cual controla las acciones del cuerpo.
Funciones
Entre sus funciones están: del lado izquierdo: memoria de trabajo, secuenciación, Organización y planificación general de la conducta, proyección al futuro; en cuanto al derecho, muchas tareas son compartidas por el izquierdo, de manera que se repiten; posee funciones de memoria de trabajo espacial (localización), memoria escénica de trabajo, orientación espacial y ordenamiento temporal de imágenes (dónde y cuándo).
En cuanto se producen lesiones o alteraciones de este, si bien los aspectos de planificación, categorización, razonamiento, etc., que implican lenguaje, están más relacionados con el funcionamiento del córtex frontal izquierdo; otras funciones se observan alteradas independientemente de la localización derecha o izquierda de la lesión.
Los síntomas que pueden observarse tras lesiones en los lóbulos frontales son muy variados e incluyen tanto aspectos estrictamente cognitivos (como la planificación, secuenciación, atención, etc.), como aspectos comportamentales, de personalidad, motivacionales y emocionales.
Afecciones
Las afecciones de este, puede provocar alteraciones como: parálisis o paresia espástica contralateral; torpeza motora contralateral, alteraciones en la orientación espacial, dificultad para ordenar en el tiempo las imágenes, afasia de Broca y afasia motora transcortical, aprosodia ejecutiva, dismnesia verbal, disminución de la fluidez verbal, etc.
Referencias:
- Clark, D., Boutros, N., Mendez, M. (2019). El cerebro y la conducta: neuroanatomía para psicólogos, (3.° ed.). Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V.
- Jodar, V., Ripoll, D., Alisente, L., Rodriguez, B., Marrón, E., Periañez, A., Sobero, R. (2013). Manual de Neuropsicología. Editorial UOC.
- Lasprilla, J, Landa, L. (2019). Daño cerebral.Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V.
- Lazaro, J., Ostrosky, F. (2012). Desarrollo neuropsicológico de lóbulos frontales y funciones ejecutivas. Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V.
- Uriarte, B. (2013). Funciones cerebrales y patología.Editorial Alfil, S. A. de C. V.
- Zuñiga., R.(2014). Guía básica en neurociencias. Elsevier España, S.L.
