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Ánimo

Lo que necesitas saber sobre la ANSIEDAD

En estos últimos años (en especial en el 2020), palabras como el estrés, la depresión, la salud mental y por supuesto la ansiedad, llegaron a ser usadas con mucha frecuencia por el público en general. A la ansiedad se le atribuyen un gran número de malestares y problemas físicos, es más el hablar de ansiedad, ahora remite a un problema de salud mental (que en parte así es), pero esta, es mucho más que una sensación de malestar que llega a hacer agobiante; la ansiedad es un mecanismo de defensa del organismo para prevenir aquellas situaciones que nos ponen en riesgo; así, el problema surge cuando no existe un peligro real o inmediato, y los síntomas se vuelven desmedidos e incontrolables.

¿Qué es la ansiedad?  

La ansiedad describe a la respuesta mental y física que se produce ante situaciones de peligro. Es una reacción normal que experimenta todo el mundo, el problema surge cuando su cronicidad e intensidad produce sensaciones desagradables.

Síntomas de la ansiedad 

Hay muchos síntomas fácilmente relacionados a la ansiedad, además otros tantos pueden ser atribuidos a otros factores, cuando la fuente primordial es siempre la ansiedad.

Hay que saber que estos síntomas no son peligrosos y no harán ningún daño por sí solos aunque sean severos:

  • Cansancio
  • Dolor de cabeza
  • Visión borrosa
  • Boca seca
  • Pitidos o zumbidos en los oídos
  • Tensión en el cuello
  • Sudor excesivo en las manos
  • Hombros tensos
  • Opresión en el pecho o falta de aliento
  • Sensación de ahogo
  • Palpitaciones o taquicardia
  • Respiración rápida y menos profunda
  • Malestar estomacal
  • Agarrotamiento
  • Debilidad o temblores en los pies
  • Deseos de orinar
  • Disfunciones sexuales

Los efectos de la ansiedad

Aparte de las afecciones físicas relacionadas a la ansiedad, también esta puede afectarnos en otras dimensiones. La ansiedad nos afecta en: cómo pensamos, lo que hacemos y cómo reacciona nuestro cuerpo.

Cómo pensamos

Cuando la ansiedad no se controla, aparecen pensamientos como «me voy a morir», «me voy a volver loco»; hay que saber que son irracionales y poco realistas.

Qué hacemos

Cuando se sufre de ansiedad a menudo evitan situaciones, por ejemplo salir solos; la evitación ofrece un alivio; pero a largo plazo, empeora el problema, porque la ansiedad se asocia cada vez más con aquello que se evita.

Cómo reacciona nuestro cuerpo

Hay muchos síntomas físicos de ansiedad, los síntomas son desagradables y algunas veces aparecen sin razón aparente, pero como se mencionó en la sección anterior, estos síntomas no son peligrosos y no harán ningún daño por sí solos aunque sean severos.

¿Qué causa ansiedad?

Generalmente, la ansiedad aparece durante un evento de alto estrés, ya sea físico o  psicológico. La ansiedad, en ese instante de alta tensión está cumpliendo su trabajo, que es la adaptación. 

Los organismos vivos necesitan disponer mecanismos de vigilancia para su supervivencia, y la ansiedad cumple ese papel en numerosas situaciones. Así, es normal y deseable que un ser humano tenga miedo cuando se avecina un peligro real.

El problema surge cuando este sistema trabaja de manera anómala, produciendo falsas alarmas, gatillando respuestas intensas ante situaciones que no presentan un peligro real o inmediato, ni tan intenso a la amenaza que representa.

El porqué algunas personas reaccionan de manera más intensa a ciertos estímulos que otras, tiene que ver con diferentes factores; estos pueden ser explorados de manera apropiada en un proceso terapéutico. Estas respuestas desmedidas pueden estar relacionadas con traumas de la infancia o de la vida adulta, rasgos de personalidad, formas en la que se interpretan los eventos cotidianos, factores conductuales y de aprendizaje, predisposiciones orgánicas, consumo de algunas drogas, etc.    

¿Qué hacer cuando siento ansiedad?

Ahora, al saber que la ansiedad no es algo necesariamente negativo, si no un mecanismo incorporado en nuestro sistema nervioso, con el fin de mantener nuestra supervivencia, el objetivo será entender la ansiedad y educarnos sobre el tema, aprender a reconocer nuestras reacciones y los síntomas molestos, identificar los factores que lo gatilla y enfrentarlos y no evitarlos, ya que la evitación (como se mencionó en la sección anterior), refuerza la respuesta ansiosa, esto sucede porque al no enfrentar los eventos molestos, le damos una especie de “zona de confort” a nuestro cerebro, lo que hace que se arraigue a dicha zona, y salir de ese estado de “seguridad” a uno fuera de nuestro control, dispara la respuesta ansiosa. 

También necesario conocer y aplicar medidas que minimicen los síntomas molestos, puede ser por medio de técnicas de respiración, relajación muscular o una combinación de ambas, se necesita también modificar la manera en la que se interpretan las situaciones que conducen a la ansiedad, y aprender a desarrollar pensamientos menos catastróficos al respecto, por último iniciar la modificación de la conductas y formas de afrontamiento más funcionales.

Todo esto, al realizarlo sin ayuda es difícil, por ello se recomienda siempre la oportuna guía y orientación de un terapeuta conocedor del tema, que desarrolle una ruta de tratamiento especializada para cada persona.

Conclusión

La ansiedad no es una enfermedad,  y mucho menos un mal incurable, la ansiedad es un mecanismo de supervivencia incorporado en todos los seres humanos; el problema surge cuando el mecanismo no trabaja de manera apropiada, lo que lleva a una respuesta desmedida en relación al peligro físico o psicológico que lo provocó;  la respuesta ansiosa puede ser amainada por medio de técnicas de relajación que incluyen tanto musculares como respiratorias, medios cognitivos de afrontamiento y modificación de las conductas frente a la respuesta ansiosa. Pero todo ello requiere de la guía de un profesional que proporcione los medios y herramientas apropiadas para cada caso en particular.